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EL DISCURSO DE MANAGEMENT ¿o la colonización del coaching ejecutivo?

Haciendo coaching al yo rol

Hoy en día, encontramos managers en todas partes, en los clubs de futbol, en hoteles, en ferrocarriles, o en los museos, de modo que es difícil imaginarse un mundo sin managers, siendo uno de los tres principales personajes protagonistas del siglo XX.

Pues bien, el discurso de management o gerencial analiza cómo la cultura, la retórica, las prácticas y los supuestos subyacentes al discurso gerencial influyen en el coaching. El management es una manera de pensar y hacer que trasciende el mundo del trabajo, y en cierta forma coloniza al coaching ejecutivo, ya que este es un pariente más joven y débil.

Este discurso tiene 3 influencias claves:

  • Los coaches que trabajan con directivos son influidos por ese discurso que domina la cultura organizacional
  • Muchos directivos se convierten en coaches ejecutivos o internos, exportando al coaching sus supuestos, habilidades y conocimientos
  • Los consultores de dirección y las escuelas de negocios también importan el conocimiento gerencial existente

Autores como Mintzberg piensan que las habilidades soft no encajan en la filosofía actual del management y se pierden en el análisis y la técnica hard.

La paradoja es que el coaching entró en el mundo directivo aportando esa ‘materia soft’, pero al hacerlo el discurso gerencial ha colonizado y modelado gran parte del coaching.

La mirada del coach

Este discurso se centra en la persona desempeñando el rol; el segundo foco es la eficiencia y el resultado.

Es importante para el coaching porque los coach se centran en esos dos focos. Pero el discurso tiene limitaciones que vulneran la eficiencia organizacional contemporánea, al haber un cambio de paradigma que alinea la organización con el contexto social.

La dirección por control del siglo XX está siendo remplazada lentamente por el liderazgo distribuido, los equipos auto-gestionados, los sistemas y los enfoques en red, superando el discurso gerencial antes mencionado, aunque todavía sea mayoritario en los negocios y muchos coaches ejecutivos repiten el discurso del siglo pasado centrado en el micro-cambio, los resultados a corto y orientados a las metas.

Hay pocos directivos y coaches que apuesten por otros modelos y oportunidades de negocio que permitan al coachee adaptarse con rapidez a nuevos emprendimientos y desafíos.

El discurso gerencial está sustentado por una lógica de obtención del conocimiento, el reduccionismo, la racionalidad y la eficiencia que producen una cierta subjetividad y un esquema mental en el trabajo. El gestor y el gestionado crean una cultura de control y dependencia.

Los directivos, institucionalizados por el discurso gerencial, son los principales consumidores del coaching, asi pues el coach habrá de considerar sus patrones subyacentes para aislar ese discurso de modo que pueda plantear formas alternativas y desafíos conceptuales para ver otras maneras de hacer las cosas.

Perspectiva crítica

Los críticos hacia este discurso dicen que se trata de un producto de la modernidad, sobre todo de la Ilustración, cuando los valores de la ciencia, la racionalidad y el progreso entraron en la esfera económica a través de la urbanización y la industrialización.

Pero además hay que considerar la perspectiva emocional e inconsciente, pues la palabra director-manager inspira confianza y seguridad, al ofrecer la fantasía de que las fuerzas irracionales de la naturaleza pueden ser racionalmente gestionadas y por ende controladas.

Desde la Ilustración el hombre ha buscado dominar la naturaleza, incluyendo las fuerzas oscuras de la naturaleza humana, y a eso aspira este discurso que además gana legitimidad al mantener el ideal democrático. El management proclama la meritocracia y la transparencia, pese a que el management rebasa la democracia en los tiempos duros, como observamos en la actual crisis con algunos gobiernos europeos, mostrando la fuerza dominante y totalizadora del discurso.

Tres temas centrales a este discurso son:

  • La neutralidad moral
  • El poder para ejercer influencia
  • Los medios eficientes para lograr los fines

que juegan de dos maneras diferentes en el coaching:

-        El foco en la eficiencia y los resultados puede ser una palanca positiva del éxito a corto,

-        La neutralidad moral, que cae por tierra con ejemplos como los que nos está ofreciendo la crisis europea.

Asi pues el coach que trabaja con ese discurso tiene objetivos contradictorios.

El bienestar y el mejor interés para sus coachees pueden estar en conflicto directo con el discurso del management que pide mayores cargas de trabajo para lograr mayor eficiencia y resultados en beneficio del cliente sponsor. Para los liberales como Friedman el ejecutivo solo tiene una responsabilidad social en su negocio, aumentar los beneficios.

Este discurso, dominante en los siglos XIX y XX, está siendo remplazando por otro discurso donde además de beneficios la empresa ha de afrontar la responsabilidad corporativa social y la ambiental.

El giro creciente del coaching hacia el discurso gerencial, puede verse en la fijación de metas, objetivos, el coaching basado en evidencias y resultados medibles. El foco se pone en lo medible más que en la evaluación del desempeño y en la capacidad de liderazgo más holista y los coaches limitan su visión en temas como la conectividad, la estrategia o la perspectiva sistémica.

La cultura del audit

Los críticos con este discurso piensan que se ha llegado a límites absurdos, tales como intentar medir el impacto financiero del coaching o su aportación al ROI, algo que consideran inútil e imposible.

La industrialización mejoró la productividad y potenció la producción en masa de los bienes baratos. El muchas veces denostado Taylor inició su apuesta por lo que llamaba management científico, basado sobre la metáfora de la máquina. La empresa o la organización es una máquina y las personas que trabajan en ella son piezas de esa máquina. La corriente de Relaciones Humanas con Elton Mayo a la cabeza y sus conocidos seguidores como Maslow, McGregor, Likert, Herzberg o Argyris entre otros, ofrecieron una visión más humanista, pero en las últimas décadas una modalidad de corte taylorista ha reaparecido como discurso dominante en el management, y es el discurso economicista o financiero- especulativo, donde finalmente el dinero es un recurso universal que ha de medir tanto los valores como el resultado de las actividades producidas por  las máquinas o las personas, de manera que este discurso ha colonizado al humanista, siendo fervorosos  adalides algunos responsables de recursos humanos.

Asi los coaches piensan que han de reflejar a los managers, alineándose con la retórica de recursos humanos y del management, y a veces se olvidan de ayudar al directivo a desarrollar su capacidad crítica.

Trabajar por la eficiencia y el éxito de la empresa es vital pero no lo es si socava la moral o crea puntos ciegos con serias y devastadoras consecuencias humanas como las del sector financiero internacional en la crisis de 2008.

Es decir que existe una tensión entre conformismo y creatividad, entre autonomía y dependencia. Muchos coaches ejecutivos siguen usando modelos simplistas como el liderazgo mesiánico o el líder controlador, que responden a criterios del siglo pasado.

El discurso gerencial tiene notables fortalezas pero cuando se transforma en exclusivo o excesivo, pueden convertirse en una debilidad.

Un coach adaptativo se apoyará en ese discurso para resonar con las preocupaciones y el lenguaje del manager, pero no debería excluir los otros discursos, o dar de lado perspectivas más amplias.

El foco explícito en el rol o el resultado, mejorando la eficiencia o la productividad, define un rol claro para el coach. El coach entonces establece el vínculo entre el desempeño del rol individual y el desempeño de equipo/organizacional y el resultado.

El peligro del discurso ocurre cuando el coaching se cree libre de valores y olvida las preocupaciones éticas y estratégicas. El discurso puede reforzar el cortoplacismo y la cultura de silo, y el coaching queda reducido a un ámbito muy limitado y reduccionista en su mirada.